LIBERACIÓN 8-12-2012
quiso rendirse a la noche,
su luz se había empañado
invadida por el gris
de un invierno congelado.
Acabaría
el dolor
y terminaría el llanto,
las interminables horas
de angustias y sobresaltos.
Sumergida en las tinieblas
creyó divisar un rostro
era la cara de un niño
con lágrimas en los ojos
gritando: ¡Vuelve mamá,
no quiero quedarme solo!
Y se alejó de la noche
y abandonó las tinieblas
y el gris del gélido invierno
dio paso a la primavera.
Abrió las ventanas al sol
y al dolor cerró sus puertas.
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